5.4.11

La pregunta más válida mientras vivamos

“La mujer le dice: Sé que el Mesías ha de venir, el que es llamado, el Cristo: Cuando Él venga nos declarará todas las cosas” (Juan 4:25).
La mujer en este pasaje, como todos nosotros, trata de evadir la “espada de la Palabra” de Jesús y cambia el tema al de la religión o al de los estilos y lugares de adoración.
Jesús, claramente explica que la clave no está en el lugar donde se adora, sino en el adorador y su relación con Dios.
Ahora la mujer, tal vez perdida en la explicación de Jesús, hace la “pregunta de preguntas”: ¿Quién me puede salvar, libertar, transformar, dar plenitud?
La mujer usa dos palabras en su conversación con Jesús: “Mesías” y “Cristo”. Una es hebrea, y la otra es griega, pero significan lo mismo. Significan el Libertador de libertadores. Pudiera decirse el Libertador-Rey.
Los profetas del Antiguo Testamento habían prometido un Libertador para salvar a la humanidad del peor conquistador/dictador de todos: “el pecado”.  Un tirano que gobierna sin escrúpulos, que esclaviza, arruina y lleva a la muerte.
Ahora la mujer pareciera decir: “Realmente, lo que yo necesito es "el" Libertador para mi condición. ‘Cuando Él venga nos declarará todas las cosas’ ”.
Lo que ella no sabía era que Jesús ya le había declarado “todas las cosas” de su vida: "Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido; porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad" (Juan 4:17-18).
El Libertador estaba en frente de ella, la Palabra estaba allí, ella sólo tenía que reconocerlo, aceptarlo y obedecerlo. ¡Hoy está igualmente muy cerca de nosotros!


“Éste halló primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos hallado al Mesías (que si lo interpretares es, el Cristo)” (Juan 1:41).
“Y oyendo Juan en la prisión los hechos de Cristo, envió dos de sus discípulos, diciéndole: ¿Eres tú Aquél que había de venir, o esperaremos a otro? Y respondiendo Jesús les dijo: Id, y decid a Juan las cosas que oís y veis. Los ciegos ven y los cojos andan, los leprosos son limpiados y los sordos oyen, los muertos son resucitados y a los pobres es predicado el evangelio. Y bienaventurado es el que no fuere escandalizado en mí” (Mateo 11:2-6).
“Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado; y el principado será sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.
Isa 9:7  Lo dilatado de su imperio y de su paz no tendrá límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto” (Isaías 9:6-7).
“Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Ésta es la palabra de fe la cual predicamos: Que si confesares con tu boca al Señor Jesús, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, mas con la boca se hace confesión para salvación” (Romanos 10:8-10).
“No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, para que le obedezcáis en sus concupiscencias; ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad; sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia. Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia” (Romanos 6:12-14).
Señor, hoy háblanos directo al corazón y ayúdanos a reconocer a Jesús como el único y verdadero Libertador.

Bendiciones,
Christian Sarmiento

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